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Málaga, 16 Jun. 2006.- El Unicaja golpeó primero en la gran Final ACB, que deparó un primer duelo espectacular: buen baloncesto, muchos puntos y jugadas bonitas, y sobre todo emoción hasta el final en un pabellón repleto y con un ambiente extraordinario, único.
Fue un choque de vaivenes, de continuos cambios en el electrónico, un pulso entre dos fantásticos equipos. Los dos mejores de la ACB, nada menos. Y encima en forma y sin un ápice de miedo: aquí nadie renuncia a correr, a tirar en cuanto hay una buena posición o a colgarse del aro a la mínima ocasión. Lo bordaremos, avisaba Scariolo. Qué razón tenía.
El Unicaja ganó primero, pero enfrente tuvo a un TAU Cerámica respondón, confiado en sí mismo y sus opciones de repetir el título de 2002. Esta vez se encontró a un rival superior, sin duda llevado en volandas por una afición sensacional en todos los aspectos. Los malagueños hicieron un gran encuentro, sobreponiéndose a un mal arranque, a un día errático en el tiro exterior y a los embates de un TAU Cerámica que funcionó a impulsos; era su día y no podían fallar.
© Contundencia y espectáculo en un gran estreno de la Final ACB
No fue tampoco el mejor TAU Cerámica posible. Echó mucho de menos a Prigioni para dar sentido al ataque; los balones no le llegaban a Scola y tampoco había situaciones claras de tiro. Ukic resolvía individualmente, con canastas espectaculares y una cuenta que acabó en 18 puntos, pero una torcedura de tobillo limitó al único hombre que estaba marcando realmente diferencias, Serkan Erdogan.
TAU Cerámica empieza más fuerte
La Final ACB comenzó sin sorpresas; Brown, tocado, era de la partida en el Unicaja. Sí sorprendió, en cambio, el TAU Cerámica: los primeros minutos fueron completamente suyos, desde el salto inicial hasta situar un 1-7 en los dos minutos que dieron inicio al choque. Kornel David, atacando el aro con tiros y penetraciones, era la inesperada arma de un TAU que en todo el primer cuarto sólo le dio un balón a Luis Scola, su principal referente.
Mientras David hostigaba la defensa malagueña, Daniel Santiago hacía lo propio en el otro aro. Imparable. Nadie le paraba en el 1-contra-1 y las ayudas tardaban en llegar; los puntos, no. Hasta siete del puertorriqueño en unos minutos apretaron el marcador (12-14, m.7), y los dos primeros puntos de un Garbajosa, como Scola poco protagonista en tiros, sellaron la igualdad. Brecha sellada, por mucho que cuatro tantos de Erdogan diesen a los vitorianos un nuevo impulso... rápidamente atajado por Berni Rodríguez y los contraataques verdes. Final del primer cuarto: 22-21.
La brecha estaba ahora en la estructura baskonista, con una defensa desbordada por la creatividad y velocidad del trío Cabezas-Berni Rodríguez-Brown, capaces de hallar buenas situaciones de tiro en cada ataque. Pero algo había cambiado en la ofensiva vitoriana: Scola era el eje ofensivo del equipo y Erdogan mantenía el acierto, impidiendo así la fuga malagueña.
© El Unicaja, superior bajo tableros para superar a un TAU que dominó durante muchos minutos
Todo seguía en el aire. A ninguno de los dos equipos le entraban los triples (1/8 de Unicaja; 2/8 del TAU Cerámica) y todavía no habían aparecido en plenitud las grandes estrellas: ni Garbajosa ni Scola, ni Pepe Sánchez ni Hansen.
El tercer periodo empezó a toda velocidad: puntos y más puntos de ambos equipos en un intercambio muy beneficioso para el TAU Cerámica: ahí, a campo abierto, Ukic, Erdogan y Jacobsen desequilibran por su velocidad y talento; 45-51, amenaza de fuga vitoriana. Este vaivén y juego alegre y anotador escondía otro factor positivo para el Unicaja: recuperar a Pepe Sánchez, ausente en la primera mitad y letal en la segunda, comandando una inmediata reacción del Unicaja, culminada con el segundo triple del equipo en el partido, de Jorge Garbajosa (54-52).
El de Torrejón de Ardoz abrió la caja de los truenos. El Unicaja ya no tenía miedo, no le temblaba la mano; el TAU Cerámica seguía anotando, pero los de Scariolo iban de tres en tres. De nuevo Garbajosa. Y ahora Cabezas. 60-56. Y al final del tercer cuarto, 62-58.
El partido era puro espectáculo. Simplemente sensacional y abierto a cualquier cosa. Los últimos 10 minutos sólo podían deparar emociones fuertes, más aun en un marco único como era un Pabellón Martín Carpena en el que no cabía un alfiler y respiraba un ambiente de gala.
© Luis Scola no fue tan determinante como en encuentros anteriores
Jorge Garbajosa, primero, y Pietrus luego, en respuesta a Ukic, elevaban la cuenta a ocho puntos (69-61 y 71-63), y Marcus Brown ponía en órbita al Unicaja a falta de 3:40: 73-63. El partido era suyo, por mucho que Roko Ukic se empeñase en intentar milagros individuales de última hora.
La Final ACB ha proclamado campeón en 20 de sus 22 precedentes al ganador del primer partido; sólo en el 2-1 de 1985 y el 3-2 de 1995 no fue así. Y entonces el Unicaja fue el protagonista negativo... y en Málaga nadie quiere que se repita la historia.